· Permanecer en vela debidamente preparados ·


  • 19º semana durante el año – Ciclo C
  • Domingo 10 de agosto de 2025 – Catedral de La Plata

Este fin de Semana, Jesús invita a sus discípulos a estar siempre atentos y en vela, esperando su Venida Definitiva


Lecturas

Sabiduría 18, 6-9.
Salmo 32, 1. 12. 18-20. 22.
Carta a los Hebreos 11, 1-2. 8-19.

Lectura del Santo Evangelio según Lucas

Lucas 12, 32-48.

Jesús dijo a sus discípulos: «No temas, pequeño Rebaño, porque el Padre de ustedes ha querido darles el Reino. Vendan sus bienes y denlos como limosna. Háganse bolsas que no se desgasten y acumulen un tesoro inagotable en el cielo, donde no se acerca el ladrón ni destruye la polilla. Porque allí donde tengan su tesoro, tendrán también su corazón.

Estén preparados, ceñidos y con las lámparas encendidas. Sean como los hombres que esperan el regreso de su señor, que fue a una boda, para abrirle apenas llegue y llame a la puerta.

¡Felices los servidores a quienes el señor encuentra velando a su llegada! Les aseguro que él mismo recogerá su túnica, los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlo. ¡Felices ellos, si el señor llega a medianoche o antes del alba y los encuentra así!

Entiéndalo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre llegará a la hora menos pensada».

Pedro preguntó entonces: «Señor, ¿esta parábola la dices para nosotros o para todos?». El Señor le dijo: «¿Cuál es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor pondrá al frente de su personal para distribuirle la ración de trigo en el momento oportuno?

¡Feliz aquel a quien su señor, al llegar, encuentra ocupado en este trabajo! Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.

Pero si este servidor piensa: «Mi señor tardará en llegar», y se dedica a golpear a los servidores y a las sirvientas, y se pone a comer, a beber y a emborracharse, su señor llegará el día y la hora menos pensada, lo castigará y le hará correr la misma suerte que los infieles.

El servidor que, conociendo la voluntad de su señor, no tuvo las cosas preparadas y no obró conforme a lo que él había dispuesto, recibirá un castigo severo. Pero aquel que sin saberlo, se hizo también culpable, será castigado menos severamente. Al que se le dio mucho, se le pedirá mucho; y al que se le confió mucho, se le reclamará mucho más.

Palabra del Señor.

  • La aceleración de los tiempos y la vorágine de acontecimientos y de circunstancias de nuestra vida, nos preocupan y nos ocupan siempre, hasta el punto de ocupar un enorme lugar en nuestro pensamiento y en nuestro corazón. Jesús nos invita a despreocuparnos por las cosas del “más acá”, y a confiar en el Señor, estando siempre expectantes y aguardando su venida. Ninguno sabe el día ni la hora en que el Señor nos llamará a su presencia, ni nadie sabe el día y la hora de la Parusía. Por eso es necesario estar preparados viviendo santamente como si Dios nos llamara o viniera en este mismo momento. ¿Cómo nos disponemos cada día para estar preparados para el encuentro definitivo con el Señor? ¿Nos sentimos realmente preparados para enfrentar el juicio de Dios? ¿Rezamos, tratamos de permanecer en la gracia, de hacer todo el bien que esté a nuestro alcance, para ser santos y aguardar con esperanza la Venida del Señor?

Padre Hernán Remundini

Con la intención de una lectura más variada y abundante, la Iglesia nos propone tres ciclos litúrgicos A, B y C, de tal manera los mismos textos no volverán a leerse hasta después de tres años. Los invitamos a volver a ver cada una de ellas.


Año Litúrgico 2023-2024 – Ciclo B -Nos sorprende, y nos hace reflexionar esta palabra del Señor: “Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre”, “el que cree en mí, tiene la vida eterna”. Nos hace reflexionar. Esta palabra introduce en la dinámica de la fe, que es una relación: la relación entre la persona humana, todos nosotros, y la persona de Jesús, donde el Padre juega un papel decisivo, y naturalmente, también el Espíritu Santo, que está implícito aquí. No basta encontrar a Jesús para creer en Él, no basta leer la Biblia, el Evangelio, eso es importante ¿eh?, pero no basta. No basta ni siquiera asistir a un milagro, como el de la multiplicación de los panes. Dios Padre siempre nos atrae hacia Jesús. Somos nosotros quienes abrimos nuestro corazón o lo cerramos. En cambio, la fe, que es como una semilla en lo profundo del corazón, florece cuando nos dejamos “atraer” por el Padre hacia Jesús, y “vamos a Él” con ánimo abierto, con corazón abierto, sin prejuicios; entonces reconocemos en su rostro el rostro de Dios y en sus palabras la palabra de Dios, porque el Espíritu Santo nos ha hecho entrar en la relación de amor y de vida que hay entre Jesús y Dios Padre. 

Evangelio

San Juan 6, 1-15

Ciclo A – Este relato evangélico contiene un rico simbolismo y nos hace reflexionar sobre nuestra fe ¿Cómo es la fe en cada uno de nosotros y la fe de nuestra comunidad? La barca es la vida de cada uno de nosotros, pero también es la vida de la Iglesia; el viento en contra representa dificultades y pruebas. En ese momento, la palabra segura de Jesús no fue suficiente para Pedro, que era como una cuerda floja a la que agarrarse para enfrentar las aguas hostiles y turbulentas. Esto es lo que nos puede pasar a nosotros también. Cuando no te aferras a la palabra del Señor, para tener más seguridad consultas horóscopos y adivinos, empiezas a tocar fondo. Esto significa que la fe no es tan fuerte. El evangelio de hoy nos recuerda que la fe en el Señor y en su palabra no nos abre un camino donde todo sea fácil y tranquilo; no nos aleja de las tormentas de la vida. La fe nos da la seguridad de una Presencia, la presencia de Jesús que nos empuja a superar las tormentas existenciales, la certeza de una mano que nos agarra para ayudarnos a enfrentar las dificultades, mostrándonos el camino aun cuando está oscuro.

Evangelio

Mateo 14, 13-21

El Ciclo C basado en los textos de Lucas. En la página del Evangelio de hoy (cf. Lc 12, 32-48), Jesús llama a sus discípulos a una vigilancia constante. ¿Por qué? Para captar el paso de Dios en su vida, porque Dios pasa continuamente por la vida. Y señala las formas de vivir bien esta vigilancia: «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas» (v. 35). Este es el camino. En primer lugar, «ceñidos los lomos», una imagen que recuerda la actitud del peregrino, dispuesto a emprender el camino. Se trata de no echar raíces en moradas cómodas y tranquilizadoras, sino de abandonarse, de abrirse con sencillez y confianza al paso de Dios en nuestras vidas, a la voluntad de Dios, que nos guía hacia la meta sucesiva.

Evangelio

Lucas 12, 13-21

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